Los nuevos desafíos patrióticos

La “Revolución de Mayo”, que tuvo un momento definitorio el 25 de Mayo de 1810, fue la chispa inicial para concretar -seis años después- la independencia definitiva de las Provincias Unidas del Río de La Plata de las coronas españolas y dar, así, los primeros pasos de lo que luego sería la República Argentina como nación soberana.
Las causas de aquel movimiento revolucionario y patriótico fueron de lo más diversas: desde las ideas críticas a la monarquía germinadas durante la Revolución Francesa, la debilidad de la corona española ante la invasión napoleónica, hasta el sentimiento patriótico de muchos habitantes del Buenos Aires de entonces y el impulso de confianza militar que deparó la victoria de las milicias locales frente a las invasiones inglesas de 1806 y 1807, entre otras.
A 214 años de aquellos días de mayo de 1810, hoy los argentinos nos encontramos ante otro desafío histórico: seguir luchando por conseguir una nación más justa e inclusiva.
La situación actual de la Argentina, con sus permanente y casi siempre negativos vaivenes y desencuentros políticos, económicos y sociales arrojan un saldo harto negativo en la cuenta que debiéramos realizar para saber si somos hoy la nación que aquellos patriotas auguraron entonces.
El momento es aciago y requirente: la crisis se siente hasta lo más profundo de nuestro interior nacional, con muchos –demasiados- argentinos sufriendo la pobreza y muchos –demasiados- dirigentes no estando a la altura de las circunstancias.
En cada fecha patria como ésta, y más allá de la complicadísima coyuntura, la esperanza se renueva casi como una utopía, como un mecanismo de defensa ante la desgracia. El trabajo de todos los argentinos seguirá siendo arduo y seguramente deberá modificarse en muchos aspectos para poder concretar y mantener a lo largo de los años la altruista intención insoslayable de aquellos «héroes de Mayo».