Días atrás, en este mismo espacio hacíamos referencia a declaraciones del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, respecto de la afectación que genera en niñas, niños y adolescentes la pandemia de Covid-19 y las cuarentenas que han implementado los gobiernos a lo largo y ancho del planeta.
En esa ocasión, Guterres destacaba la falta de clases en las escuelas –con la consiguiente carencia a la hora de educar, ya que la mayoría de los países no están preparados para esa tarea de forma virtual– y el peligro de la no alimentación de muchos niños y jóvenes que utilizan las escuelas (ahora cerradas) para comer. Y también dedicó un párrafo especial a la seguridad de las generaciones más jóvenes de la comunidad mundial: detalló que podrían evidenciarse más casos de violencia intrafamiliar y también de acoso virtual debido a la cantidad de tiempo que los menores permanecen conectados a internet.
Las previsiones de Guterres parecen empezar a confirmarse. De hecho, según datos de Grooming Argentina, al día de hoy cuatro de cada diez argentinos practica sexting, pese a que los especialistas alertan que «no hay forma que esa práctica sea segura y lo peor es que está creciendo rápidamente».
Asimismo, el consejo de parte del Gobierno nacional de «practicar sexo virtual» para evitar romper la cuarentena tampoco ayudó mucho. «En términos de grooming, lo que ocurrió con la pandemia del coronavirus y la cuarentena fue algo así como la tormenta perfecta. Este escenario vino a desnudar las falencias de las instituciones para trabajar desde el punto de vista digital», dijo Hernán Navarro, titular de Grooming Argentina, quien agregó que «ante la situación en la que estamos, esto es como haber permitido que entre un cazador a un zoológico. El problema es que el medio no garantiza esa intimidad, en tanto el sexo virtual no es privado ni seguro».
Como se ve, la pandemia y el aislamiento generan más preocupaciones que las directamente relacionadas con el coronavirus. Frente a ellas, como frente a las medidas para evitar la propagación de la enfermedad, no podemos relajarnos.