Tras haber sido visto y “fichado” para su ingreso en las inferiores de Boca, Matías Fuentes (15) comenzó el recorrido futbolístico que lo puede llevar a participar oportunamente del plantel mayor de uno de los equipos más importantes del fútbol argentino.
Carlos Fuentes, papá de Matías, dialogó con FM Vos (94.5) y Diario San Rafael, mostrándose muy orgulloso de su hijo. “Pudimos verlo por un link de Argentino Juniors y nombraron el apellido Fuentes, y verlo en un club tan grande como Boca me dio una enorme alegría y se me corrían las lágrimas. La verdad es que estoy feliz”, dijo.
Recordó que a principios de 2021 Matías hizo una prueba en Mendoza y en noviembre hubo un llamado telefónico pidiéndole verlo, le daban la pensión para que se quedara una semana en Buenos Aires. “Fuimos, hizo la prueba de los tres días, lo que les permitió mirarlo porque lo querían fichar. Así que tomamos la decisión entre la familia, porque era seguro que esto quedaba, que empezaba en enero de este año la pretemporada, así que decidimos cambiar de club; más allá de que él es hincha, la posibilidad estaba, era clara, y así, el 23 de enero empezó a jugar en Boca, a entrenar y a vivir en la pensión”, agregó.
Antes de esto, el club que había puesto sus ojos sobre Matías era River, más allá de que en lo personal, tanto Matías como su padre son hinchas de Boca. Que ahora además pueda jugar en el club de sus amores aumenta la adrenalina y la felicidad. “Igual no importa la camiseta, sino que él esté feliz y lograr su objetivo”, aseguró. El domingo pasado jugó de suplente. Entró en el segundo tiempo con la camiseta número 16. Si bien perdieron 2 a 1, lo que el sanrafaelino deseaba era “empezar a jugar”.
La familia de Matías es de Cuadro Benegas y él jugó en el club de ese distrito desde los 5 años. Ha sido un recorrido extenso que comenzó a dar sus frutos el sábado pasado en horas de la noche, cuando su nombre estaba presente en la lista de jugadores que ingresarían al día siguiente a la cancha.
Algo que es complejo, aunque deberá acostumbrarse, es a la enorme diferencia de vivir en un pueblo como Cuadro Benegas y una ciudad de las dimensiones de Buenos Aires.
En cuanto al día a día, se levanta –junto a sus compañeros– alrededor de las 5 de la mañana, desayunan, a la 6.30 un colectivo los espera para llevarlos al predio de Ezeiza, donde se dan los entrenamientos hasta las 11 aproximadamente. Va a la pensión para almorzar y a las 13.30 se dirige a la escuela hasta las 18, para regresar a la pensión. Algo que los deja tranquilos a Carlos y a su esposa Paula es que hay un estricto cuidado con su hijo.
