SECCIONES
  • La vida es un 10% lo que te sucede y un 90% de cómo reaccionas a ello.| Charles R. Swindoll

viernes 26, de abril , 2024

Un pacto social muchas veces incumplido

La convivencia comunitaria depende para su viabilidad del aporte de todos sus protagonistas. Esto es, quienes aceptamos vivir en sociedad contamos con los derechos y beneficios que esa organización nos otorga pero –a la vez– asumimos obligaciones que son las que permiten que el resto de la comunidad ejerza sus propias prerrogativas y que, por tanto, la convivencia sea pacífica y armónica.
En este sentido, quienes no cumplen con las obligaciones son (o deberían ser) sancionados por los diferentes cuerpos normativos con el objetivo de que sus conductas tiendan nuevamente al perseguido bien común, y que la idea gregaria prospere.
Un fenómeno se observa con preocupante asiduidad en nuestra comunidad (algo que seguramente se repite en otras) y es que muchos de sus integrantes parecieran observar solo la mitad de ese “pacto social” al que referíamos en el comienzo. Muchos de nosotros, con actitudes muy extendidas o en pequeñas situaciones diarias, pretendemos ejercer nuestros derechos (a veces en forma ilimitada) y dejar de lado nuestras obligaciones.
Es así como puede observarse a sanrafaelinos sacando basura y arrojándola en la vía pública o en el lote de un vecino o frente a una plaza (“total, no es de nadie”), sanrafaelinos estacionando en espacios reservados para discapacitados o haciendo doble fila en las entradas o salidas de los colegios por no caminar un par de cuadras, o pasando un semáforo en rojo porque “voy apurado”, y así miles de ejemplos más donde la búsqueda de una ventaja personal hace que aquel objetivo de ideal comunitario comience a difuminarse.
La otra parte del fenómeno es la responsabilización que hacemos de “los otros” a la hora de evaluar nuestras falencias, ya que de las inconductas mencionadas siempre la culpabilidad está en cabeza de otro, siempre hay alguien más que “también lo hace”, como si esa circunstancia nos exonerara de nuestras culpas.
De nuevo: las comunidades dependen, por definición, de sus integrantes. Sin esas contribuciones no somos más que un conjunto de voluntades desorganizadas donde el progreso y el desarrollo son solo una utopía.

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