Cuarentena, economía y dignidad

Con la cuarentena que obligó la pandemia de covid-19 habiendo cumplido un mes en nuestro país, la vista al futuro se topa con varios interrogantes. Hasta aquí, las evaluaciones parecen ser contestes (salvo opiniones sesgadas) en que la estrategia sanitaria implementada por el gobierno nacional fue la adecuada ya que la cantidad de contagios no se disparó (se acható la famosa curva, al menos hasta ahora). No obstante, y en esto también la mayoría de los analistas coincide, la presión económica que se vivía antes del coronavirus y que se vio profundizada por el parate -que en algunos rubros fue absoluto- obliga a extremar la inteligencia para pasar al tiempo de la denominada “cuarentena administrada”.
Es esta última inteligencia la que parece haber tenido en cuenta la administración que comanda el presidente Alberto Fernández para, a partir de hoy, exceptuar del aislamiento obligatorio a 11 nuevos sectores económicos de 21 provincias y Ciudad de Buenos Aires. Así, la lista de actividades que vuelven a producir (al menos en parte) llega así a 59, o un poco más, según como se consideren algunas actividades mencionadas en más de una norma. Sin embargo, estas excepciones podrán ser dejadas sin efecto en cualquier tiempo y circunstancia, “según la evaluación que se realice, con intervención de la autoridad sanitaria nacional, de la evolución de la situación epidemiológica”.
Todo parece estar claro: nadie quiere más enfermos pero pocos soportan la crisis económica. En el medio, ni más ni menos que personas. Las que padecen enfermedades o tienen salud, y las que producen, comen, crean y proyectan en ese proceso denominado economía. No se puede sacrificar una en pos de la otra puesto que, en cualquier caso, los afectados serían argentinos, cualquiera de nosotros o todos nosotros.
La situación es inédita y muy probablemente requiera decisiones de la misma categoría. Una cosa deberemos tener en cuenta todos, dirigentes y ciudadanos: no hay ganancia posible -sea cual sea la decisión que se tome- si la misma no tiene en cuenta a las personas y su dignidad.