Dos juntadas de adolescentes en el marco del denominado “último primer día” de clases fueron desbaratadas por la Policía durante la madrugada de ayer en nuestro departamento.
Desde la Jefatura Distrital Sur de la Policía informó que, en ambos casos, se dio aviso a los padres de los concurrentes a fin de que los retiraran de los domicilios donde se desarrollaban los encuentros y evitar así que los mismos fueran trasladados a la Comisaría del Menor. Asimismo, en uno de los domicilios registrados se le labró un acta contravencional al dueño de casa por permitir la ingesta de alcohol a menores de edad.
Sobre este accionar, la oficial principal Julieta Cabañas, coordinadora de la Subsecretaría de Relaciones Institucionales Sur y encargada de Diversión Nocturna, dijo a Diario San Rafael que “disolvimos una de las fiestas que se hacía en el trascurso de la noche. Esto fue en el callejón Muñoz del distrito de El Cerrito. Este año afortunadamente no hubo tantas denuncias, a pesar de que creíamos que iba a tener que ser mucha mayor nuestra intervención. De todas maneras, nos pasaron algunos datos y eso fue lo que motivó a que interviniéramos en este lugar. También fuimos a otra supuesta fiesta que estaría sucediendo en Rama Caída, pero no había nadie. La otra intervención que se realizó fue en el departamento de Malargüe, que la hizo personal de ese departamento. En ese lugar hubo decomiso de bebidas alcohólicas”, concluyó.
¿Qué es el “último
primer día”?
Desde hace algunos años, el último primer día de clases (UPD) se instaló como un ritual entre los adolescentes que comienzan el último año de la escuela secundaria.
Se trata, en general, de una fiesta previa al comienzo del ciclo lectivo, donde los adolescentes se reúnen para divertirse con amigos (bailando, escuchando música, haciendo juegos, etc.), no duermen en la noche previa al primer día de clases e ingresan al colegio todos juntos haciendo ruido con pirotecnia, instrumentos musicales y/o cantando.
Lo que representa una preocupación de este ritual es que también se focaliza, principalmente, en el consumo excesivo de alcohol que, en muchas oportunidades, lleva a que los alumnos lleguen en malas condiciones a los establecimientos escolares, pudiendo ocasionar molestias al resto de la sociedad y arriesgándose a provocar daños a terceros o a sus propios físicos.