El 2 de noviembre de 2021, Luis Alberto Reymond intentó evitar el robo de su camioneta en Las Heras, se colgó de la ventanilla del conductor y fue arrastrado algunos metros hasta que cayó al asfalto, sufriendo graves heridas que le provocaron la muerte dos días después en el Hospital Central. El 23 de febrero de este año, María Gabriela Morilla se resistió al robo de su vehículo en Guaymallén, fue baleada en la cara y se salvó de milagro.
El principal sospechoso de ambos hechos es Pablo Andrés Vallejos, de 31 años, quien actualmente se encuentra internado en el Hospital Central, en coma farmacológico por un cuadro de neumonía.
Vallejos cayó tras el segundo hecho, que cometió junto a un cómplice. Es que tras dispararle en el mentón a Morilla, no pudo sustraer el Peugeot 208 de la abogada sanjuanina, que además es funcionaria del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), porque justo en ese momento pasaba por el lugar un vehículo policial que trasladaba a personal de Infantería designado para el partido entre Independiente Rivadavia y Gimnasia, por la Copa Argentina.
El delincuente se tiroteó con los efectivos y recibió un balazo en la axila izquierda, con orificio de entrada sin salida. Fue detenido y enviado al Hospital Central, con una consigna policial. En principio fue internado en una sala común, ya que la herida de arma de fuego no puso en riesgo su vida. Sin embargo, nunca pudo abandonar el mayor centro asistencial de la provincia porque su cuadro se agravó ahora debido a una neumonía necrotizante, por la que necesita ventilación mecánica.
La pesquisa a cargo del personal de la División Homicidios de Investigaciones y de la Unidad Fiscal de Homicidios, a cargo de la fiscal Andrea Lazo, determinó que Vallejos también participó del robo fatal que terminó con la vida de Reymond, el propietario de un taller de pintura y chapería que falleció al intentar evitar el robo de su camioneta.
Vallejos, que había salido de la cárcel en mayo del año pasado, tiene antecedentes desde 2011 por hurto agravado, amenazas, lesiones leves dolosas agravadas, robo agravado, abuso de armas, encubrimiento, robo simple, lesiones leves y desobediencia, entre otras. Ahora fue imputado por la fiscalía por cinco diferentes hechos.
La muerte del chapista
Reymond, de 58 años, había sufrido severas lesiones en su cabeza cuando intentó recuperar el rodado. El caso ocurrió alrededor de las 20 del martes 2 de noviembre de 2021, cuando la víctima se encontraba en su taller de calle Lisandro de la Torre al 200, cerca de la plaza Marcos Burgos.
Hasta ese lugar llegó un individuo -los investigadores están convencidos de que era Villegas- que le consultó a Raymond por un trabajo. Al retirarse, se subió a la Chevrolet Montana blanca del hombre, que tenía la llave puesta. El chapista advirtió la situación y forcejeó con el delincuente, pero no pudo evitar que le diera arranque al rodado.
En ese instante, se colgó de una ventanilla del vehículo, en un desesperado intento por recuperarlo. Pero el malviviente continuó su huida y arrastró varios metros a Reymond, hasta que se descolgó y quedó tendido en el asfalto, gravemente herido.
Reymond fue trasladado al Central, donde le diagnosticaron trauma encefalocraneano con otorragia, fractura de hueso temporal y pérdida de masa encefálica. Quedó internado en Terapia Intensiva hasta que murió, el jueves 4 de noviembre.
La entradera
El miércoles 23 de febrero, cerca de las 20.30, Morilla (42) llegó en su vehículo al departamento donde se alojaba en calle Pringles y Tropero Sosa, en Villa Nueva, junto a una amiga.
Las mujeres fue interceptadas por dos motochorros, que las amenazaron con armas de fuego para robarles el Peugeot 208 color gris. Morilla se resistió y Vallejos le disparó en el rostro. La bala destruyó la mandíbula de la mujer, que terminó internada en el Hospital Central.
Mientras su cómplice escapó en moto, Vallejos no pudo hacerlo, ya que fue interceptado por policías que lo balearon.
Fuente: El Sol
