El hallazgo de una gran mancha de sangre en la casa de Silvia Zulema Chávez (72), la enfermera jubilada desaparecida a mediados de julio, y la imputación por parte de la fiscalía de la pareja que estaba aprehendida en el marco de la causa caratulada como “averiguación homicidio”, encaminan a los investigadores a comprobar que la septuagenaria fue víctima de una muerte criminal.
Durante la tarde y parte de la noche del jueves se desarrollaron pericias en la casa de calle Ecuador en la que residía Chávez y, allí, los especialistas descubrieron –merced a la utilización de luminol- un gran “lago hemático” en el living de la vivienda que habría sido limpiado intencionalmente por alguien. Además, los peritos hallaron huesos en el inmueble, los que serán analizados a fin de determinar si son humanos y si pertenecen al cuerpo de Silvia.
En tanto, un perro de la Escuela de Adiestramiento Canino Profesional también intervino en la vivienda y, si bien no halló rastros de una persona viva, habría marcado ciertos sectores donde podría haber restos enterrados.
Todos los indicios llevan a estimar que se está frente a un homicidio y, por ello, el fiscal Javier Giaroli decidió imputar a los integrantes de la pareja que había sido aprehendida días atrás. Los acusados fueron inquilinos de un departamento de Chávez y habrían tenido diferencias durante esa relación contractual.
Las medidas investigativas continuarán en estas jornadas y la clave por estas horas pareciera ser hallar el cuerpo de la enfermera jubilada, ya que casi nadie duda de la muerte de la mujer.