Desde la mirada cristiana, el nacimiento de Jesucristo marca un antes y un después para la humanidad y propone recuperar valores como la unidad familiar, la paz y el perdón en un contexto social atravesado por tensiones y pérdida de lo espiritual.
En el marco de la celebración de la Navidad, el pastor Carlos Salati, referente de la Asociación Regional de Pastores Evangélicos, compartió una profunda reflexión sobre el verdadero significado de esta fecha, poniendo el eje en su dimensión espiritual y en el mensaje bíblico que, sostuvo, muchas veces queda relegado frente a otros aspectos culturales, comerciales o sociales. En diálogo con Diario San Rafael y FM Vos 94.5, Salati planteó que la Navidad “tiene hoy muchas variables” y llamó a detenerse a pensar en su sentido original.
“El 24 todos se están preparando para celebrar, pero la Navidad tiene, en estos últimos años, bastante variables, algunas económicas, otras religiosas, otras sentimentales y emocionales, y otras que son las originales, las espirituales”, explicó, y remarcó que estas últimas son las que verdaderamente necesita el ser humano. En ese sentido, aclaró que su análisis parte de la Biblia y no de estructuras religiosas. “Lo que dice la Biblia, no lo que dice la religión, porque muchas religiones han trastornado los verdaderos principios de la Navidad”, afirmó.
Salati sostuvo que para el cristianismo la Navidad representa un punto de quiebre en la historia. “La Navidad marca un antes y un después desde el nacimiento de Jesucristo. Para nosotros, los cristianos, es un acontecimiento central”, expresó, y recordó que se trata de un hecho ocurrido “hace 2.000 años”, con un profundo contenido simbólico y espiritual. A partir de allí, realizó un recorrido detallado por el relato bíblico del nacimiento de Jesús, comenzando por el anuncio del ángel Gabriel a María.
“El ángel Gabriel se le aparece a la Virgen María y le da el relato de que iba a quedar embarazada por obra del Espíritu Santo, y que daría a luz a Emanuel, Dios con nosotros”, relató. Desde esa escena, el pastor vinculó el nacimiento de Jesús con una tradición mucho más antigua del pueblo de Israel, ligada al sacrificio del cordero como forma de expiación de los pecados. “Durante años, el pueblo ofrecía un cordero sin mancha para limpiar el pecado, desde la salida de Egipto en el Pesaj”, explicó.
Con el paso del tiempo, señaló, ese sacrificio dejó de ser suficiente. “El pecado de la humanidad llegó a tal punto que ya no alcanzaban los corderos normales para librar al mundo del pecado”, indicó, y añadió: “Por eso Dios tuvo que enviar a su hijo, y por eso se dice: es aquí el Cordero de Dios”. En ese marco, destacó el simbolismo del lugar de nacimiento de Jesús. “Los mejores corderos que se sacrificaban venían de Belén, entonces Jesús, que iba a ser el Cordero de Dios, tenía que nacer allí”, subrayó.
El pastor también se detuvo en el rol de María y José, y en el costo personal que debieron afrontar. “María tuvo que pagar un precio muy alto. En ese tiempo, si se sabía que estaba embarazada antes del matrimonio, la podían apedrear”, recordó. Sobre José, agregó que “intentó dejarla en silencio”, hasta que, según el relato bíblico, un ángel se le aparece y le confirma que todo era parte del propósito de Dios. “Ellos tuvieron que pagar un precio muy alto por ser parte de ese plan”, remarcó.
Salati explicó que el nacimiento de Jesús está directamente ligado a su destino final. “Jesús vino para morir en la Cruz del Calvario y quitar el pecado del mundo, no de una familia, ni de un grupo, ni de una nación, sino del mundo entero”, señaló. A su entender, este mensaje excede cualquier marco religioso. “Esto no es religión, no es religioso, es bíblico y espiritual”, insistió, y aclaró que la fe cristiana no se vive por obligación. “No lo hacemos porque una religión nos mande, lo hacemos porque entendimos el propósito de Dios para la vida de los seres humanos”, dijo.
En ese contexto, el pastor llamó a vivir la Navidad como un tiempo de introspección y cambio personal. “En este tiempo tenemos que reflexionar, perdonar, pedir perdón, ayudar, juntarnos como familia”, planteó, y enumeró valores que consideró hoy debilitados. “Paz, tranquilidad, unidad, comprensión y respeto son cosas que están muy afectadas en la sociedad actual”, afirmó, al tiempo que advirtió que “vivimos en un mundo direccionado hacia otras cosas, menos a lo espiritual”.
Durante su reflexión, Salati también se refirió al episodio de los Reyes Magos y al origen del Día de los Santos Inocentes. Recordó que los Reyes “eran astrónomos” que llegaron desde Oriente guiados por las estrellas para adorar al Rey que había nacido. “Herodes, al sentirse amenazado, mandó a matar a todos los niños menores de 2 años”, relató, y agregó que ese hecho explica la conmemoración del 28 de diciembre. “Se pagó un precio altísimo, madres y familias sufrieron porque perseguían el nacimiento de Jesús”, expresó.
Para el pastor, esa persecución no quedó en el pasado. “Así como en ese momento querían destruir la obra de Dios, hoy también hay gente que lo intenta con comentarios, con malas obras”, sostuvo. Sin embargo, alentó a no perder de vista el mensaje central de la Navidad. “Celebren con la familia, disfruten, compartan, pero siempre dentro del camino y la conducta que tiene que tener un cristiano”, recomendó.
Finalmente, Salati recordó que Jesús “pagó con su sangre los pecados de toda la humanidad” y destacó que el relato completo puede encontrarse en cualquier Biblia. “El Evangelio de San Lucas es el más explícito en estos detalles”, indicó, y concluyó: “Espero haber aportado un poco de claridad a toda la comunidad sobre el verdadero significado de la Navidad”.
