La oficial Verdugo rompió el silencio: “Acusar al policía de gatillo fácil, siempre, cuando no se tiene el conocimiento de lo que sucedió realmente esa noche”

Nadia Verdugo, la auxiliar de policía acusada por la muerte de Kevin González en 2022 en Malargüe, fue declarada no culpable por un jurado popular en el juicio concluido la semana pasada. Sus declaraciones, marcadas por el alivio y la incertidumbre, ofrecieron una perspectiva única sobre los desafíos enfrentados por aquellos en el frente de batalla contra la delincuencia. Según detalló a Diario San Rafael y FM Vos 94.5 el juicio “fue bastante duro, pero siempre confié en el trabajo impecable que hizo mi abogada y todo el equipo de trabajo”. Verdugo también se mostró muy agradecida y contó que sitió “mucha presión, porque he pasado unos días bastante intensos con respecto al jurado y los dos años y un mes que estuve detenida con prisión domiciliaria también muy complicados”. Para ella, la carga de la acusación no solo implicó enfrentarse al sistema legal, sino también a la mirada pública y a la presión mediática. “Para la sociedad siempre, para la sociedad o los periodistas, voy a ser específica, es fácil acusar. Para algunos periodistas en todo caso. Acusar al policía de gatillo fácil siempre cuando no se tiene el conocimiento de lo que sucedió realmente esa noche”. La efectivo manifestó que a ella la “castigaron” por “un vídeo que salió a la luz, el único vídeo que salió a la luz, porque no es lo único que pasó esa noche”. Durante el proceso, Verdugo encontró apoyo en sus colegas y en las autoridades policiales. “Desde el día uno, que me sucedió todo, yo he tenido el apoyo del Ministerio de Seguridad, en su momento con el señor ministro Raúl Levrino, la parte de la Jefatura, la Jefatura Distrital, todo lo que es la zona sur, yo en ese momento me encontraba trabajando en Malargüe, y todos mis compañeros, de donde he trabajado y donde no también, toda la fuerza, siempre he tenido el apoyo de ellos, así que muy agradecida con respecto a eso, nunca nadie me dejó sola”. Sobre su posible retorno a la fuerza policial, Verdugo se mostró reflexiva. “Con respecto a la posible vuelta a la fuerza, eso es una decisión que todavía yo no la tomo, no sé qué es lo que va a suceder, no sé lo que va a pasar.” La experiencia ha dejado huellas profundas en la vida de la mujer, quien asegura continúa con tratamiento psicológico. “Mi situación, hoy por hoy es todo administrativo, yo ahora en este momento me encuentro en el Ministerio, a la espera de que me atiendan y me digan a ver qué es lo que va a suceder, yo sigo con tratamiento psicológico, estuve durante estos dos años en tratamiento y voy a seguir con mi tratamiento porque tengo que pasar toda esta etapa y es muy difícil, es muy difícil, lo que yo he pasado es muy doloroso”. Verdugo hizo hincapié en las difíciles decisiones que enfrentan los agentes de policía en situaciones de riesgo. “Los policías que hemos tenido enfrentamientos somos los únicos que podemos explicar la situación en la que nos encontramos, ¿sí? Porque no es fácil, son dos segundos, milésimas de segundos, por así decirlo, que vos tenés que tomar una decisión. Es tu vida la que está en riesgo, la de tus compañeros”. A nivel nacional, se discuten cambios en los protocolos de uso de armas, una medida que Verdugo ve con esperanza. “Por ejemplo, ahora a nivel nacional la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, está tratando de aplicar cambios en los protocolos de uso de armas. Ojalá que sí. Y también se está pidiendo que Mendoza adhiera a este nuevo protocolo que, bueno, por allí le permita al policía tener un poco más de disponibilidad para actuar y que no esté atado de pies y manos ante la delincuencia”. En cuanto a su futuro, Verdugo enfrenta una encrucijada. “La vuelta a la fuerza, es una decisión que todavía no la tengo tomada. Y de no volver, es muy difícil saber cómo seguirá mi vida, llevo apenas tres, cuatro días y es muy complicado salir a la calle, es complicado”. Para Verdugo y su familia, la absolución marca el comienzo de una nueva etapa. “Estoy empezando de cero, es como nacer pero ya está grande. A nosotros, mi familia en sí, todo nos cambió. Desde el cambio de domicilio, porque toda la vida vivía en Malargüe, de un día para el otro estar reinstalados en San Rafael, cambios de trabajo, aumento de la enfermedad de mi padre, que le afectó muchísimo mi situación, bueno, de toda mi familia en sí. Fue un cambio bastante brusco”.