Un reciente estudio estadístico de la consultora cordobesa Zuban procuró, cuando promedia este 2022 en un contexto de ebullición política y social de gran intensidad, estudiar los deseos y percepciones con respecto a un eventual cambio o continuidad del Gobierno nacional en 2023. Asegura que el clima electoral parece haberse adelantado y casi un año y medio antes se habla de candidaturas, posibles alianzas y de un evidente derrumbe del bicoalicionismo, que dominó la política argentina desde 2015.
En su análisis, cita al lingüista George Lakoff, que en sus estudios sobre el funcionamiento de los frames ideológicos o marcos de interpretación de la política en la mente de las personas, sostiene que muchas veces la mente política puede albergar y creer en ideas contradictorias sin que eso implique poner en crisis la identidad de los sujetos. Un poco de eso fue lo que la consultora cordobesa descubrió en su estudio. Al respecto, un mayoritario 70% cree que el próximo gobierno debería ajustar el gasto público, mientras que un 60% cree que se debería aumentar la inversión en obra pública y un 89% afirma que debería aumentar también el gasto en educación.
En el documento, Zuban considera que probablemente la opinión pública nunca haya tenido un debate ideológico tan transversal y en este estado de alerta. La política debería prestar más atención a estas cuestiones y a cómo sus ideas se hacen presentes en las mayorías sociales. Los grandes consensos sobre el funcionamiento del Estado y la economía parecen estar en disputa y tal vez sean un gran motivador del voto el año que viene.
Y en este marco se inscriben las contradicciones argentinas, de querer un ajuste en el gasto público pero a la vez mayor inversión en obra pública, ciencia y educación, por caso. He allí una clave del pensamiento político: los dirigentes muchas veces son la muestra palmaria de las comunidades que representan. Criticar contradicciones que protagonizamos es tan incoherente como hipócrita.