La preocupación por la inseguridad

Más allá de las preocupaciones coyunturales y diarias que tenemos los sanrafaelinos, y que en el último año y medio han tenido que ver –sobre todo- con la pandemia, hoy por hoy genera mucha inquietud entre nosotros la inseguridad ciudadana. Y, en ese sentido, la carencia de una política eficaz contra los hechos delictivos que nos golpean es un motivo de desvelo para todos.
Tras años de discusiones, algunas productivas y otras absolutamente estériles, sabemos casi en forma uniforme que el fenómeno es multicausal, e intentar encontrar soluciones que no cubran ese abanico es viajar hacia el fracaso.
Nadie podría creer lógicamente que los hechos delictivos están solamente relacionados con las carencias que evidencia el Estado a la hora de brindar sus servicios de seguridad o de justicia. Sería un reduccionismo tan primario que nos alejaría radicalmente de cualquier solución. La desigualdad social, la falta de educación, la marginalidad, la discriminación, la denegación de justicia, son otros factores que claramente conspiran a favor del preocupante estado actual de situación. Que los mismos son también responsabilidad de los gobiernos (de los pasados y del actual), también es verdad.
Hace unos años, el abogado y político Rodolfo Terragno escribió en un informe sobre inseguridad y en él aseguraba: “Podemos competir y diferenciarnos en mil cosas, pero en materia de seguridad debemos tirar todos para el mismo lado. No importa quién promueva el acuerdo. Su búsqueda debe ser un ejercicio paritario, sin voz cantante, en el que todos nos abstengamos de sacar ventaja. El diálogo debe estar protegido de partidismos y tácticas electorales. O es una tarea colectiva en pie de igualdad o carece de sentido”.
La sociedad, que muy probablemente esté de acuerdo a la mayoría de las expresiones de Terragno, aún espera respuestas ante una problemática que hace rato dejó de ser solo una sensación y que, de no abordarse convenientemente, corre hacia su crecimiento exponencial.