SECCIONES
  • Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada.| Giovanni Boccaccio

martes 7, de mayo , 2024

La unidad y el consenso, dos materias pendientes

En este espacio ya nos hemos referido –y lo hacemos con habitualidad porque la realidad así lo impone– a la endémica falta de diálogo y consensos de la que adolecemos los argentinos, sobre todo entre sus protagonistas dirigenciales. La división y la controversia parecen dominar la escena en cada uno de los pasos que pretendemos dar como sociedad y, a la vista está, los resultados suelen ser negativos.
El tiempo ha demostrado en otras comunidades, y en la nuestra comienza a vislumbrarse con particularidad carácter palmario, que en la pelea y en la división la Argentina no tiene destino como país, y que necesitamos la fuerza, el coraje y el talento de cada argentino para poder sacar adelante nuestra patria, que vive su enésimo momento de crisis.
El año 2020 vino acompañado de una situación inédita y harto complicada como lo es una pandemia. Las preguntas que en los primeros meses del año nos hacíamos acerca de si esta desgraciada circunstancia serviría para unirnos como compatriotas hoy tienen más respuestas negativas que positivas.
La existencia humana solo es concebible a partir del diálogo. Ya lo decía el filósofo existencialista israelí Martín Buber, quien sentenciaba que el humano llega a serlo cuando dialoga.
Según Buber, las palabras fundamentales del lenguaje no son vocablos aislados, sino que nacen en pares. Y una palabra indivisible y primordial es Yo-Tu, tal el título de uno de sus libros. “Solo al entrar el Otro (Tú) en mi registro empiezo a existir, soy Yo”, afirmaba el israelí.
Para este filósofo, las relaciones se sostienen en la honestidad y la sinceridad, porque quien las elimina suprime al otro. Es ante el otro ante quien soy honesto, sincero, responsable. Sin él los valores son impensables. Solo a través de quien lo confronta, de quien existe frente a él, cada ser humano alcanza su entidad, es Yo.
Un diálogo que no contemple estos fundamentos, decía Buber, es solo una colección de monólogos simultáneos. Solo a partir del diálogo, el respeto al otro y los consensos es que podremos enfrentar esta difícil coyuntura. Claro, para ello no basta –vaya paradoja– con las palabras, indefectiblemente hacen falta los hechos.

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