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martes 23, de abril , 2024

Las desgarradoras últimas palabras del hombre asesinado por una patota: «Me estoy muriendo, cuidá a los nenes»

«Gorda, me pincharon, me estoy muriendoCuida a los nenes, te amo», alcanzó a decir Jesús Fernández, de 36 años, antes de morir tras ser atacado por una patota mientras festejaba Año Nuevo en la ciudad entrerriana de Gualeguay. Esas últimas palabras quedaron grabadas en su esposa Valeria, quien pidió ayuda pero también fue golpeada por los agresores.

El brutal crimen ocurrió el sábado cuando la pareja y sus hijos de 14 y 6 años fueron a festejar a la casa de la nuera de Valeria y una sobrina de ella de 13. En ese mismo día, indicó la viuda, celebraban también 17 años juntos.

Relató que el hombre fue a orinar a un lugar apartado, donde nadie podía verlo y, de repente, escuchó que Jesús la llamó al grito de «guarda gorda, dale, vení, mirá lo que me hicieron». Así se enteró que una joven lo había agredido con un arma blanca, y se alejó poco metros para buscar ayuda y a la atacante, que regresaba junto a una patota. 

«Sin decirnos nada, ni darnos la oportunidad de nada, nos agarran y nos re cagan a palos, nos encerraron. A Jesús lo agarraron entre 10 o 12 a pegarle, apuñalarlo, le pegaron con cadenas. Tenían cuchillos, tenían palos de punta, varillas», detalló en declaraciones televisivas.

A ella, por su parte, la atacaron entre «cuatro o cinco» varones; mientras que a su hijo mayor, que se acercó al escuchar la agresión, también le pegaron y lo apuñalaron dos veces, pero «logró pararse porque unos chicos se metieron y lo ayudaron».

Luego corrió a encerrarse en el auto de padre, junto a su hermano menor que «miraba videos en Youtube». Una vez finalizada la agresión, Valeria se enteraría que su sobrina también fue agredida a golpes.

«Tengo la cabeza abierta, tengo cuatro o cinco tajos, todos con punto. El ojo cortado, la oreja cortada, una puñalada en el pecho. La cara desfigurada», relató Valeria.

Su esposo «trataba de pararse y yo trataba de hacerle presión en la herida con la remera, era una agujero bien grande que sangraba muchísimo, él desde un primer momento sabía que se moría. Lo único que me decía es ‘me muero, me muero'», recordó entre lágrimas.

Respecto a la identidad de los agresores, dijo que «paran» en la esquina de su casa y que sabe quién es «la colorada que incitó a la violencia». Y aseguró: «Quiero que todos paguen. No puede ser que con 14 o 15 años vos te cagues en la vida de cualquiera y dejes a dos chicos huérfanos porque la Justicia no puede meterte preso«.

Fuente: Crónica

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