Más que un “Día del Trabajador”, mayo –o tal vez el año entero– puede considerarse un mes del trabajo. Gente que trabaja y mucho, son los bomberos que realizan una tarea muy valiente. Sobre ello dialogó con FM Vos (94.5) y con Diario San Rafael Pamela Jofré, quien es bombera en la Subdelegación Bomberos de San Rafael.
Si bien Jofré tiene dos compañeras en guardia y tres en oficina, la tarea de los bomberos es más común en el sexo masculino. Con turnos de 24 horas “protegiendo San Rafael”, debe estar alerta como cualquier otra persona que desarrolla ese trabajo. En lo que considera “temporada alta de incendio de malezas”, estos meses tienen diversas tareas a realizar que podrían evitarse con más conciencia ciudadana.
A lo largo de su carrera, se ha encontrado con intervenciones más complejas que malezas encendidas, pues debió desarrollar sus habilidades en incendio de viviendas, rescate de personas en accidentes de tránsito, rescate de quienes caen en cauces de ríos o canales y rescate de animales. “Siempre los llamados ingresan al 911 y después el CEO se encarga de desplazarnos a nosotros a cualquier requerimiento”, dijo.
Lleva 5 años de trabajo y en septiembre alcanzará los 16. En cuanto a lo que la motivó a ingresar, señaló que –como a la mayoría– estudió para policía y desde allí pasó a Bomberos. “Gracias a Dios, mi primer destino fue bombera, no conocí lo que es ser parte de Seguridad. Mis 15 años he trabajado como bombera y no estoy arrepentida de haber hecho lo que hice y de estar en el lugar donde hoy estoy, compartir 24 horas con mis compañeros que son excelentes, así que estoy muy contenta, creo que no muchos pueden llegar a decir que aman el lugar donde están trabajando. Yo soy una privilegiada que puede decir que amo el trabajo que hago. Ayudar a las personas y que te lo agradezcan de distintas maneras es muy gratificante”, aseguró y añadió que sus compañeros “son la segunda familia, ya que hay que aprender a convivir, a bancarte el carácter de todos”.
En lo personal, su familia se compone por una hija de 23 años y tres hijos varones que ha criado soltera: Fabricio de 21 años, Axel de 18 y Valentín de cinco. El más pequeño suele ir a ver a su madre cuando le tocan las guardias, ya que “no puede pasar 24 horas sin ver a la mamá”.
Considera que en esta última década y media, ha aumentado el interés femenino por este tipo de tareas que, antiguamente, eran más propias del hombre. Ella estuvo entre las primeras en todo el sur mendocino, por lo que “fue un cambio muy grande para los compañeros que había en ese momento y que ya están todos jubilados”. “Fue bastante difícil convivir, que nos ambientaran un lugar, fue complicado, pero gracias a Dios tuvimos muy buenos jefes que siempre nos acompañaron, hasta el día de hoy”, recordó y agregó que al principio, se quedaron dos años leyendo libros y sin salir a las intervenciones. Actualmente, el trato es otro y es útil también para las mujeres que ingresan, que no deben “pagar derecho de piso”. La de los bomberos es una tarea noble, de mucha humanidad que no tiene género.
