Una medida que traerá cola

Luego de la aglomeración de gente que se produjo en las puertas de diferentes sucursales bancarias de todo el país durante el día de ayer, en la reapertura de esas entidades para el pago de jubilaciones, pensiones y planes sociales, con largas colas de personas esperando desde la madrugada, el Banco Central determinó que los bancos abran hoy y mañana, en medio del aislamiento obligatorio por el coronavirus. La decisión se dio tras un pedido –enojado– del propio presidente Alberto Fernández, que vio consternado la cantidad de gente agolpada en los bancos para poder cobrar sus haberes.
La idea del Gobierno nacional a la hora de determinar el retorno de la actividad bancaria –los días viernes, lunes, martes y miércoles solo para esas tareas– se había dado para responder el requerimiento de aquellas personas (sobre todo jubilados) que habían quedado sin poder hacerlo por falta de tarjetas de débito o porque directamente no saben utilizar el sistema.
La gran cantidad de beneficiarios que ayer se volcó a las calles sobrepasó lo previsto y miles de personas formaron largas filas en bancos de las principales ciudades del país (entre ellas, San Rafael), con poca atención a las medidas de distanciamiento para evitar el contagio del coronavirus.
El sistema de pago de beneficios como jubilaciones, pensiones, ayudas sociales, brinda a sus titulares desde hace casi una década la posibilidad de utilizar tarjetas de débito a fin de, entre otras cosas, evitar lo que hoy sucede. Muchos argentinos no tienen la posibilidad de acceder a cajeros automáticos, pero otros muchos más sí y la no utilización estos se ha debido, en muchísimos casos, a una actitud caprichosa de los beneficiarios y/o a la falta de firmeza de las autoridades para obligarlos a usar esos canales de pago (que, dicho sea de paso, no son sencillos de usar). Esto –como se ve claro hoy– no solo genera incomodidades sino también, y lo que es peor, podría tornar ineficaz el resto de las medidas que se han tomado para frenar la pandemia.