El complejo fenómeno de los “Ni-Ni”

Tal como publicáramos en nuestra edición de ayer, el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina reveló que «el déficit educativo empeora con niveles todavía por sobre los registrados antes del Covid». La muestra evidenció que un cuarto de los chicos argentinos de entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja, por lo que son doblemente excluidos, y que el porcentaje de jóvenes de hogares pobres que no cuenta con formación académica ni un empleo llega hoy al 38%.
«Después de la pandemia la situación de escolaridad empeora y comienza a aumentar la cantidad de jóvenes que dejan sus estudios para ponerse a trabajar. Y como saldo respecto al 2019 es casi dos puntos por arriba los que no trabajan ni estudian. Esto es lo que deja la crisis del Covid y que se agrava en los estratos más bajos o sectores marginales», señaló el titular del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia.
El fenómeno encierra, en su análisis, una complejidad tal que provoca tensiones entre quienes lo abordan: por una parte, una porción de la sociedad abona la idea que los “Ni-Ni” son un riesgo, ya que su condición de excluidos los llevará, tarde o temprano, al mundo de la ilegalidad. En tanto, otra fracción social está convencida de que no son un riesgo sino que están en riesgo, víctimas de una estructura social excluyente, carente de políticas públicas que resuelvan el problema revisando las ofertas educativas o ampliando las oportunidades que brinda (o debería brindar) el campo laboral.
El nudo gordiano de la situación pareciera desatarse logrando un mejor diálogo entre un sistema educativo que mire hacia afuera de las aulas, un mundo del trabajo que pueda explicitar claramente sus demandas con empresarios que se comprometan socialmente ante la problemática y, por último, la participación y compromiso de los jóvenes en potenciar sus capacidades, todos ellos contenidos por políticas públicas orientadas a la educación de nivel y el trabajo decente.