Ética periodística y compromiso ciudadano

Desde hace un tiempo, la actividad periodística es observada con particular interés en todo el mundo. Argentina no es la excepción, incluso aquí la evaluación de la misma suele ser diaria, aunque no siempre objetiva y mucho menos justa.
Tiempo atrás, la Fundación Gabo, institución creada por el excepcional Gabriel García Márquez con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética por parte de periodistas y medios de comunicación en nuestra región, respondió respecto de la verdadera independencia de los medios de comunicación y de los periodistas frente a grupos de poder políticos, sociales o económicos.
La multipremiada periodista chilena Mónica González, integrante del consejo rector de la Fundación, señaló: “Lo que la ética admite o no en el periodismo es una construcción en constante movimiento y muchas veces una utopía que no debemos olvidar. Muchas calificaciones a los medios de comunicación obedecen a una pertenencia o preferencia política real de sus dueños pero, en otras ocasiones, se origina en una falacia destinada a descalificar el contenido y el liderazgo alcanzado por un medio y sus periodistas”. Y agregó: “Es un motivo de orgullo para un periodista y para los medios saber que su información es la materia prima para las decisiones y para la libertad de sus lectores, sean del partido, religión o grupo que sean. Esto le da la condición superior de mirar más allá de cualquier bandera y de no estar sujeto a intereses subordinados”.
Está claro que cuando un medio o un periodista ubica sus intereses personales, sus posturas políticas o sus conflictivas relaciones con los poderes por encima de la más veraz aproximación a un tema, está estafando a su audiencia, a sí mismo y a la sociedad. Esa sociedad es la que –también lo más objetivamente posible– debería respetar y defender a aquellos medios y periodistas que, frente a aquellos poderes, realizan su trabajo de forma comprometida y leal.