El gobierno nacional, en el marco del programa precios justos, acordó con el rubro farmacéutico un tope de aumentos para medicamentos de venta bajo receta. El incremento se estableció en un 3.8 % mensual. Para conocer la opinión del sector farmacéutico, desde Fm Vos (94.5) y Diario San Rafael, entrevistamos a Rubén Sajem, quien es director del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (COPROFAR).
“Se trata de un convenio firmado entre el gobierno y los laboratorios productores de medicamentos, que son los que fijan los precios; provienen de conversaciones que se han realizado en forma continua a lo largo del año para tratar de que los aumentos de los medicamentos no superen a la inflación. Esto se viene logrando parcialmente, porque no hubo un congelamiento ni una canasta de precios cuidados.
Los medicamentos son productos muy particulares, sensibles, y hay cerca de catorce mil especialidades medicinales con marcas que son cambiables según la receta médica. Este acuerdo se realizó para tratar de que los medicamentos no aumenten más allá del 3.8 % por mes desde diciembre, hasta el 31 de marzo. Si la inflación se disparara por encima del 5% se permitirá a los laboratorios incrementos mayores, pero siempre respetando que estos estén por debajo de la inflación. No obstante, para solucionar el problema, habría que tomar medidas de fondo, ya que estos acuerdos son solamente paliativos para que los laboratorios, a través de sus políticas comerciales, no traten de maximizar ganancias; quizás sería necesario otro tipo de intervenciones más específicas, como verificar que se cumpla realmente la prescripción de medicamentos genéricos por parte de los médicos. Nosotros vemos que hay mucha diferencia de precios entre marcas” explicó Sajem.
“También sería necesario otro tipo de intervenciones, como la publicación de los precios en sitios de acceso fácil para que los médicos también sepan el precio de lo que recetan. Ellos a veces prescriben marcas que son más caras como resultado de la publicidad y la promoción médica. También tengamos en cuenta que los laboratorios se benefician con la posibilidad de comprar todos sus insumos y materias primas, incluso medicamentos importados y los principios activos de los medicamentos, que son todos importados, con el dólar oficial. Este dólar, a lo largo de este año aumentó alrededor del 65%, o sea veinte puntos por debajo de la inflación general, y los medicamentos en general aumentaron un 89%. A nuestro criterio lo que está haciendo el gobierno es decirles a los laboratorios ‘miren que los estamos observando y hay precios que no tienen justificación para que aumenten en la forma que lo hacen’. A raíz de esto, en 2022 los medicamentos no aumentaron como en otros años”.
Sajem, agregó también que las farmacias “tienen un problema, porque son las que tienen la menor capacidad financiera en el total del circuito de los medicamentos, y también las que tienen menor rentabilidad. Ya hemos tenido que sufrir en el pasado un congelamiento durante el año 2021 que duró dos meses, que afectó muchísimo a las farmacias porque tienen gastos fijos que les aumentan con la inflación. También tienen muy poca rentabilidad porque está decidido que en la cadena el sector productor, los laboratorios, ganan mucho. Hay medicamentos que de un laboratorio a otro tienen diferencias de precios seis veces mayores, o sea que en esos casos hablamos de rentabilidades del 600%.
Las farmacias ni por cerca tienen estas rentabilidades y ni que hablar cuando entregan los medicamentos a través de las obras sociales y las prepagas. Recordemos que más del 60% de los argentinos reciben sus medicamentos a través de las obras sociales, y el financiamiento que deciden éstas lo soportan las farmacias. Concretamente hablamos de un sistema que tienen mal distribuida la rentabilidad” cerró la entrevista.
