Tal como publicábamos en nuestra edición de ayer, la brecha entre las retribuciones que reciben los agricultores locales por sus productos y el precio que pagan los consumidores finales en nuestra ciudad, en Mendoza o en Buenos Aires se sigue ampliando y en algunos casos llega a ser insólita.
Diario San Rafael pudo investigar y constatar que el kilo de damasco es pagado al productor primario a 20 pesos el kilo mientras que en las verdulerías porteñas llega al consumidor final a 250 pesos, el durazno se paga a 30 pesos aquí y en Buenos Aires llega a los 180, y la ciruela se están pagando unos 30 pesos al productor y en un supermercado cuesta hasta 229 pesos el kilo
Los sanrafaelinos conocemos sobradamente la situación, no solo porque pagamos muchos productos más caros que en otros puntos del país e inclusive de Mendoza, sino –sobre todo- porque vemos a diario las peripecias que deben realizar nuestros productores para llevar adelante una tarea que, en general, es retribuida de forma paupérrima para luego ver cómo sus productos son ofrecidos a precios elevados en el mercado final.
Entre las situaciones que explican la brecha “origen-destino”, el poder que han acumulado los tramos finales de la comercialización es casi escandaloso. Y son los supermercados los que aparecen como los mayores beneficiados, quedándose con una porción más que importante de la torta por el solo hecho de comprar y vender productos. En el medio del camino, los industriales que agregan valor al producto primario, procesándolo y disponiéndolo para el consumo final, aparecen como víctimas-victimarios (frente a los otros protagonistas) del engranaje. Tampoco podemos olvidar que muchos productores primarios aún tienen la tarea pendiente de asociarse para lograr mayor poder en las negociaciones.
Finalmente, el Estado también debería jugar su rol a la hora de arbitrar entre estos diferentes actores. No hay que temerle al intervencionismo cuando lo que se busca es eliminar injusticias tan obscenas como las aquí observadas. “La defensa de las economías regionales” es un slogan que nunca falta en las campañas proselitistas. Éste sería un buen momento –otro más- para empezar cumplirlo.