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miércoles 24, de abril , 2024

Vive en Suiza y su hijo de 10 años participó de una jornada laboral que generó polémica en la Argentina

Su cuenta en Twitter se llama @HeidiArgenta. Su nombre es Gabriela Kresta (46), vivía en Flores y hace 9 años se estableció con su familia en Lausana (Lausanne), frente al lago Léman, en el cantón francés de Vaud en Suiza. La mujer que se dedica a la hotelería, compartió en su cuenta unas fotos de su hijo de 10 “trabajando”, sosteniendo una pila de toallas blancas en las manos, en el marco de una jornada tradicional de Suiza donde los chicos salen a descubrir por un día el mundo laboral.

Los comentarios negativos en la red no tardaron en llegar, lo que la obligó a explicar que en realidad su hijo no estaba siendo explotado, que el “trabajar”, lo había puesto entre comillas a propósito. “No es trabajo, es la primera vez al año que pasan un rato en un ambiente de trabajo para conocer, entender, empatizar. Salen llenos de preguntas interesantes. Es un día riquísimo para ellos. Hacen un par de tareitas de diversión para participar”, aseguró.

Frente a tantas preguntas si sus hijos iban a una escuela pública, la mujer aportó más detalles y sumó más fotos. Sus dos hijos, Bruno (10) y Lucas (14), asisten a una escuela estatal como la mayoría de los chicos en ese país alpino. Así describió en el red algunas particularidades del colegio: “Aula del peque, cada una tiene su espacio de lectura. No más de 20 chicos por aula. No pagás 1 centavo hasta finalizar secundario, ni útiles escolares, ni viajes de estudio, ni disfraz en fiestas, te dan todo absolutamente. Solo tenés que estudiar”, cuenta. Y también contó cuáles son las responsabilidades que tienen los chicos desde primer grado: “limpiar el aula y dejarla como la recibieron, deben barrer, ordenar, sacar la basura… Nunca entran al aula con calzado del exterior, les exigen pantuflas”.

Algunas de las fotos compartidas por Gabriela Kresta del aula, donde muestra los útiles que son provistos por la escuelaAlgunas de las fotos compartidas por Gabriela Kresta del aula, donde muestra los útiles que son provistos por la escuela

La intención de Kresta era mostrar la actividad de sus hijos. No polemizar. Hace mucho tiempo que vive en Suiza. Antes de instalarse definitivamente, fui y vino varias veces. Primero por un intercambio de idiomas en 2002. Ella que se había formado en Comercio Exterior, eligió una vida dedicada al turismo, que le gustó más. “Mi marido, que era mi novio en ese entonces, hizo un máster en Londres, entonces yo volví a Suiza por un año y bueno, después decidimos volver a Argentina nos casamos, tuvimos los chicos, nos quedamos 10 años y trabajé todo ese tiempo en un hotel de Palermo Hollywood como gerente y, a raíz de un poco de la inseguridad y como veíamos a la Argentina y siempre con la posibilidad de volver, me contacté con el último trabajo que había tenido en Suiza y me tomaron nuevamente. Así que nos vinimos en familia”, resume.

Hoy es responsable de recursos Humanos en un hotel cinco estrellas. Su marido, abogado, que al principio trabajaba a la distancia en la Argentina y ahora tiene empleo en una empresa suiza. Por lo que explica la empleada hotelera, casi no hay desempleo. De hecho, les cuesta cubrir algunos puestos en el hotel.

En diálogo con Infobae, la tuitera cuenta en profundidad sobre estas jornadas a las que asisten sus hijos, cada año. A la que fue el menor, Bruno, es muy tradicional para los chicos entre 10 y 13 años, que estarían en un equivalente a quinto, sexto y séptimo grado. En todo el país los chicos asisten a la JOM (Journée oser tous le Métiers), que sería una jornada para atreverse con todos los oficios. Se trata de un programa que se da en todas las escuelas públicas, que dominan el sistema educativo.

Gabriela, con su marido Diego, de profesión abogado y sus dos hijosGabriela, con su marido Diego, de profesión abogado y sus dos hijos

Y entra más en detalles sobre el programa cuestionado en redes: “Generalmente los chicos van al trabajo de los papás, pero a veces no quieren ir porque les interesa probar otras cosas. Lo piola es que todo esto se organiza con mucho tiempo y la escuela te manda una página de Internet con todos los lugares disponibles en el cantón que hay para ir a trabajar ese día, porque porque todo el mundo ese día va a recibir algún chico. Mi hijo mayor, Lucas, una vez estuvo en una clínica y lo dejé ir solo, no vino a trabajar conmigo. Lo dejé y fui a buscarlo. Quería ver lo que era un día de enfermero. Entonces hizo un día en una clínica y otra vez fue a una guardería infantil y contó cuentos.

También compartió algo también curioso y no lo tuiteó. “Que los nenes tienen que elegir cosas de nenas y las nenas de nenes, para combatir el estereotipo de género. Por eso a mi hijo ayer lo quise poner en limpieza de habitaciones porque generalmente no sé por qué son todas mujeres, entonces la idea es que ellos vean otras cosas y se empiecen a familiarizar con lo que es el mundo del trabajo. No es que los chicos se van a poner a trabajar a los 10 años, pero que empiecen a hacer preguntas”.

Los hijos de Gabriela que empezaron la escuela en Suiza siendo chicos. El mayor tenía cinco y tuvo mucho apoyo de la escuela para que aprendiera francés, idioma de ese cantónLos hijos de Gabriela que empezaron la escuela en Suiza siendo chicos. El mayor tenía cinco y tuvo mucho apoyo de la escuela para que aprendiera francés, idioma de ese cantón

Luego explica que el secundario se divide de acuerdo a las notas. Los que tienen notas altas, tienen orientación universitaria y los se sacan notas bajas se especializan en oficios. Algo que otro usuario de Twitter cuestionó, por tratarse de un sistema cruel: “Te obligan a saber que querés hacer de tu vida a muy corta edad y te van descartando o no según las calificaciones que obtengas prácticamente desde el primer año”.

De acuerdo a las notas que obtengas vas a estar más del lado universitario o de los oficios. Hay mucha gente que no está de acuerdo con eso, pero acá la universidad es terriblemente difícil y exigente. Esto no quiere decir que si tenés mala nota, después no vas a ir nunca a la universidad, pero es más complicado”, cuenta. Su hijo mayor, tiene esas buenas notas y ya está encaminado hacia la universidad. Dentro de poco hará el Stage d’orientation, una pasantía de una semana, que es la que hacen los chicos de entre 14 y 15 años. Pueden hacer varias para ver qué puede gustarles. Asegura que todas las empresas están abiertas a participar. “Yo que estoy en recursos humanos, recibimos todo el tiempo chicos”. En ese punto, considera que el beneficio es para los chicos y no para las empresas porque se toman la molestia de capacitar a alguien que no se va a quedar. “Le estás haciendo la gamba para mostrarle lo que es un hotel”, opina. Durante esa semana, el chico pasa por todos los departamentos del hotel, en este caso, y también hará determinados trabajos, que no son pagos, en el horario de escuela.

El tuit que se viralizó en Twitter y generó polémica, por lo que tuvo que aclarar que no estaba trabajando literalmente, sino conociendo un oficioEl tuit que se viralizó en Twitter y generó polémica, por lo que tuvo que aclarar que no estaba trabajando literalmente, sino conociendo un oficio

Kresta también destaca la exigencia del sistema educativo suizo. “Con las notas son extremadamente exigentes. Es un sistema muy duro. La nota máxima es un 6, que es como el 10 de Argentina y se aprueba con 4. El margen es mínimo. Y bajan la nota por cualquier cosa. Repiten muchísimos chicos. Que no repitas es todo un logro. Eso me llama la atención y salen buenos. Eso sí, te dan todo, absolutamente todo”, destaca.

Fuente: Infobae

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