El pasado 21 de diciembre, la biblioteca Mariano Moreno – Centro Cultural Argentino había lanzado una novedosa y linda apuesta denominada “Heladera Literaria”, que constaba de una vieja heladera embellecida con diferentes diseños donde se guardaban libros de todo tipo para que el público los pudiera leer y disfrutar. Increíblemente fue robada por desconocidos y desde la entidad piden colaboración para recuperarla.
“Llegamos a la biblioteca como todos los días para ordenarla un poco y mantener este espacio que tanto queremos, y nos encontramos que no estaba”, cuentan desde el centro cultural casi atónitos con esta situación.
Se había instalado hace poco más de 15 días en la puerta de Bernardo de Irigoyen 148 y delincuentes la terminaron sustrayendo.
“El 21 festejábamos la primera Heladera Literaria de San Rafael y esta mañana cuando llegamos la heladera no estaba”, contaron con dolor, y plantearon que “se la llevaron junto con los libros, junto con la emoción de esas infancias, junto con nuestra emoción y la de quienes realizaron este proyecto. No se llevaron una heladera y un par de libros. Se llevaron nuestra heladera literaria, la de ustedes”, destacan.
Gracias a la colaboración y los datos aportados por los vecinos, lograron averiguar que quien o quienes se la llevaron fueron personas que se movilizaban en una camioneta, “tipo una F100 blanca, con líneas negras a la altura de las puertas”, explicaron, y pidieron que “si alguien la ve por ahí, que nos avise”.
EL PROYECTO
La “Heladera Literaria” no es más ni menos que una estrategia muy interesante para promover la lectura. Cualquier persona que pasaba por la vereda de la biblioteca podía acercarse a la heladera y al abrirla encontrarse con todo tipo de libros.
“Cualquier persona podía llevarse el que quisiera a su casa, y si alguien tenía alguno para colaborar, podía dejarlo allí para que alguien más lo lleve”.
Hay que destacar que en otras provincias como en Córdoba funcionan este tipo de emprendimientos. La intención es promover la lectura y generar espacios de encuentro comunitario que se encuentren abiertos las 24 horas, sin llaves ni candados y con ejemplares para adultos, adolescentes y niños. Los lectores se llevan un libro sin firmar ningún comprobante, solo con el compromiso moral de dejarlo en el mismo lugar después de terminar de leerlo.