Según recientes estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay más de 1300 millones de consumidores de tabaco y que cada cuatro segundos una persona muere por ese penoso hábito.
La organización internacional denunció días atrás, además, que las industrias multimillonarias del tabaco y la nicotina reclutan nuevos consumidores para poder ofrecer los máximos beneficios posibles a sus inversores y mantener vivo su negocio. “Cada vez más niños y adolescentes caen víctimas de la industria tabacalera y de otras industrias relacionadas, que se dirigen directamente a ellos con tácticas publicitarias y una nueva cartera de productos peligrosos para la salud”, advierte la OMS. Se estima que, en nuestro país, casi el 20% de los adolescentes de entre 13 y 15 años fuman con regularidad, cifra que entre las mujeres es mayor que entre los varones.
La OMS hizo hincapié en la responsabilidad de padres y familiares adultos en la tarea de educar –y brindar ejemplos- a niños y adolescentes sobre los daños que provoca el consumo de productos de tabaco y nicotina y dotándoles de capacidad de acción y decisión para rechazar la manipulación de esas industrias. El organismo sanitario internacional reclamó también a los gobiernos nacionales y locales el apoyo a la aplicación de políticas integrales de control del tabaco, protegiendo a niños y adolescentes contra la manipulación de esa industria y evitando que las generaciones más jóvenes empiecen a consumir productos de tabaco y nicotina. En este mismo sentido, se expresó en contra de la utilización de, por caso, los cigarrillos electrónicos o los vaporizadores.
En momentos en que la pandemia de covid-19 acapara la mayor atención y dedicación por parte de poblaciones civiles y autoridades sanitarias, estamos obligados –no obstante- a no olvidar que el consumo de tabaco es uno de los mayores causantes de muertes humanas y que debemos estar atentos (sobre todo, las generaciones más jóvenes) frente a las campañas que incentivan a caer en ese vicio.